Ribeira Sacra (septiembre 2016)

«Fue el tesón y la tenacidad, y no el azar, lo que permitió que la XXV llegará cuando llegó, cuando el sol nos abrazaba cálidamente y los castaños comenzaban a teñirse de ocres y amarillos, cuando de nuevo, un paraje natural como el del Monasterio de Santo Estevo nos deslumbraba con su belleza, cuando la fiesta y la alegría se celebraba alrededor de una mesa con pulpo y vino de la tierra, cuando el ajetreo de las visitas daba paso al relax de las aguas termales orensanas, cuando surcábamos las tranquilas aguas del Sil mientras nuestra mente se abría a nuevos conocimientos, en definitiva, cuando todas y cada una de las personas que formamos parte de esta aventura viajera, una vez más, decidimos aportar nuestro granito de arena a esta experiencia, intentando de este manera hacer partícipe de la misma a toda la gente que no ha tenido la inmensa suerte de compartirla con nosotros.»
Pilar